¿PARA QUIÉN PUEDE SER ÚTIL UNA REEDUCACIÓN DE LA ESCRITURA?

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Muchas personas acuden a nuestro Gabinete con el único fin de hacer un cambio de escritura. Los motivos son diversos y voy a poner algunos ejemplos con el fin de que se vea con mayor claridad el efecto que puede producir y la utilidad que distintas personas le han encontrado.

  • Recuerdo el caso de un chico que tenía que hacer el Selectivo y los profesores de su Colegio le dijeron que tenía que mejorar la letra porque era totalmente ilegible y seguramente no le corregirían los exámenes en esta importante prueba. Para él su futuro era lo primero y tenía un proyecto que pasaba por superar ese examen. Comprendió que si no podían descifrar lo que escribía, efectivamente, no podía conseguir sus objetivos.

Comenzó su tratamiento en el mes de enero y con esfuerzo y constancia por su parte, siguiendo las pautas que se le fueron dando de forma continuada, consiguió una letra legible y clara. Aprobó, por supuesto, el Selectivo y en estos momentos supongo que habrá terminado su carrera con éxito.

Pero esto no fue todo, el tutor del chico me llamó para decirme que Juan había cambiado de carácter (Se había hecho más sociable, realista, claro de ideas y asimilaba mejor los contenidos del curso) algo que les había dejado bastante sorprendidos porque le conocían en el colegio desde hacía tiempo. Además decidieron aprender esta técnica el tutor y la Psicóloga del Colegio con el fin de poder ayudar a otros chicos dentro de su Centro.

  • Otro caso digno de mención es el de una chica que estaba preparando las oposiciones de Magisterio, se había presentado 7 veces ya y nunca conseguía plaza, estaba unos meses en un pueblo, otros en otro. Siempre haciendo sustituciones y sin poder asentarse en un lugar fijo para casarse (Como ella quería) y formar una familia.

Su problema era que tenía una letra ilegible y además muy lenta. Cuando estaba con más gente se bloqueaba al escribir de tal forma que no le daba tiempo nunca a terminar los exámenes. Le costaba mucho centrarse fuera de su escritorio.

Trabajó en las sesiones primero para hacer una forma de escritura más sencilla y ágil, después fue adquiriendo velocidad de forma progresiva. En la última etapa de tratamiento aprendió a escribir en distintos entornos para coger seguridad fuera de su ambiente de confort.

¡Ese año, por fin, consiguió aprobar la oposición!

Pero Marta también ganó en seguridad en ella misma, en claridad de ideas, en facilidad de expresión y de relación con los demás.

  • Hace un par de años acudió a mi Gabinete un Señor que quería mejorar la forma de su letra. Quería montar una Empresa y pensaba que ésta no reflejaba el cargo que tendría que asumir a partir de ese momento. Se tomó mucho empeño y siguió con un gran interés todos aquellos cambios que se iban proponiendo en las sesiones.

Tengo que decir, como algo positivo en Daniel, que era muy constante e incluso hacía más ejercicios de los que se le pedían. Se lo tomó como un reto a superar e incluso, en los momentos en que la tarea se hace un poco pesada o difícil de llevar, luchó contra el desánimo y se esforzó aún más.

Su letra cambió bastante en unos meses hasta que estuvo satisfecho con el “estilo” que había adquirido.

Pero además de todo esto, Daniel adquirió seguridad, agilidad de ideas, capacidad de comprensión y decisión para comenzar su proyecto de Empresa, que en estos momentos ya está en marcha.

  • También recuerdo el caso de un chico de 15 años al que trajo su madre, un poco a la fuerza, porque había suspendido 5 asignaturas después de estar repitiendo curso.

Su principal problema era que le encantaba el ordenador y hacía programas, juegos, páginas con distinta temática, jugaba en red, bajaba música…. En fin casi un adicto porque en cuanto llegaba a casa del instituto lo primero que hacía era encender el ordenador.

Se le empezaron a dar pautas para cambiar su letra (Que de hecho no era nada positiva). En este caso la constancia no era una de sus cualidades, más bien se olvidaba muchos días de hacer los ejercicios con distintas escusas; unas veces estaba enfermo, otras tenía exámenes, otras se le había olvidado… en fin que le costó mucho someterse a la rutina.

En los cambios que se iban marcando a la letra se fueron añadiendo elementos para  reforzar la voluntad y ayudar a mejorar la constancia.

Su tratamiento se fue alargando por el hecho de no hacer los ejercicios de forma continuada. Al terminar el curso suspendió una asignatura que recuperó sin problema.

El curso siguiente se decidió dar por terminadas las sesiones porque aprobó todo el primer trimestre y además había ganado en constancia, en organización de sus tareas y madurez. También se dio cuenta de que tenía que utilizar el ordenador de forma más racional.

  • He tenido muchos casos de personas con angustia y ansiedad por distintas situaciones (separaciones, cambios de trabajo, despidos, jubilaciones…), todos ellos se resolvieron con éxito.

Podría contar múltiples historias después de 30 años haciendo este tipo de tratamientos y viendo los cambios que se producen en personas con motivaciones y situaciones muy diferentes y variadas.

En la mayoría de casos se obtienen avances de algún tipo. Siempre se aclaran las ideas, mejora la organización, la constancia y la seguridad. Pero como cada persona es un mundo diferente, con sus propias necesidades, el método se adaptará a cada uno en particular para que obtenga el máximo beneficio y le ayude a conseguir los objetivos que se haya marcado.

 

Carmen Belda García-Fresca

Directora de CENPSIGRAF