Los últimos estudios y nuestra propia experiencia clínica demuestran que la ansiedad es uno de los trastornos más extendidos en nuestra sociedad occidental. Los malos hábitos en los patrones de alimentación y sueño, junto con otros aspectos como las prisas, el miedo a no conseguir algo, a perder algo que se valora, a la enfermedad, a no ser el mejor, a lo que pensarán los demás, etc. generan con los años niveles elevados de ansiedad.
La ansiedad es un aviso de que hay algo dentro de uno que no va bien y que es necesario hacer una reestructuración.
El trastorno de ansiedad provoca un constante estado de preocupación y tensión aún sin motivo aparente. Las personas que sufren este trastorno anticipan siempre un desastre antes de que suceda y muestran frecuentemente una preocupación excesiva por aspectos como la salud, el trabajo, la familia, la economía, etc. A veces, el motivo posee raíces profundas difíciles de localizar. Comúnmente se acaba temiendo a la propia ansiedad y a su sintomatología.
Esta afectación se refleja también en la apariencia de la persona: el cansancio se refleja en su rostro (ojeras, frente arrugada, palidez), postura tensa y aspecto sudoroso.
La ansiedad se refleja en 3 niveles: síntomas físicos, cognitivos (de pensamiento) y conductuales.
SÍNTOMAS FÍSICOS DE LA ANSIEDAD
La ansiedad produce una hiperactividad vegetativa que se manifiesta con , respiración superficial y rápida, dilatación de las pupilas, brusismo (apretar los dientes de manera inconsciente), sensación de ahogo o mareo, temblores en las extremidades, contracciones nerviosas, sensación de pérdida de control o del conocimiento, rigidez muscular, debilidad muscular, dolor de cabeza, sudoración o accesos de calor, náuseas, diarrea o necesidad frecuente de orinar, sensación de tener un nudo en la garganta, insomnio, inquietud motora, fatiga, sequedad de boca, dificultad para deglutir, dolor abdominal.
SÍNTOMAS COGNITIVOS DE LA ANSIEDAD
A nivel de pensamiento la ansiedad genera un estado de preocupación excesiva, lo cual dificulta las posibilidades de encontrar vías de solución a los problemas. También, se produce un aumento de temor e inseguridad, así como dificultad para tomar decisiones. La persona con ansiedad emite constantemente pensamientos negativos sobre sí misma que afectan a su autoestima o confianza en sus propias posibilidades. De igual manera, se dan pensamientos negativos sobre la actuación ante los otros, temor a que se den cuenta de nuestras dificultades, temor a la pérdida del control, dificultades para pensar, estudiar, o concentrarse, etc.
SÍNTOMAS CONDUCTUALES DE LA ANSIEDAD
Alteraciones del estado de ánimo (tristeza o llanto repentino, irritabilidad), acciones compulsivas (fumar, beber o comer en exceso), evitar ciertas situaciones que generan temor o malestar, intranquilidad motora, ir de un lado para otro sin una finalidad explícita, paralizarse o bloquearse en determinadas situaciones, dificultades para la comunicación, etc.
Comúnmente, la depresión suele acompañar a los trastornos de ansiedad, propiciando estados de tristeza, apatía, desilusión, falta de esperanza, etc. Es importante, cuando ocurre, recibir un tratamiento adecuado.
Una evaluación detallada y un programa de apoyo psicoterapéutico apropiado (programas de relajación, técnicas de reestructuración cognitiva, etc.) se hacen necesarios para superar estas patologías y evitar que se agraven, limitando seriamente nuestra calidad de vida.
Mª Pilar Navarrete Jurat
Psicóloga colegiada Nº CV 8426