La lumbalgia y el invierno

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Las lumbalgias más frecuentes son las de origen mecánico, referidas a contracturas musculares que generalmente obedecen a cambios de clima o incremento de peso y esfuerzos.

Durante el invierno aumentan las probabilidades de sufrir lumbalgias, los músculos son mas vulnerables en los cambios bruscos  de temperatura.

  • Pasar mucho tiempo a la intemperie.
  • Trabajar al aire libre en invierno.
  • Llevar la zona de los riñones desprotegida en invierno.
  • Una caminata por el campo en invierno.
  • Un día frío de lluvia que se nos mojan los pies.
  • Llevar un calzado plano que no retenga al frio.

El frio cuando existen factores de riesgo como los nombrados anteriormente, produce espasmos musculares que llevan a dolores lumbares.

El dolor puede ser sordo o agudo, puede irradiar en las piernas, aparecer entumecimiento u hormigueo, que con frecuencia afectan hasta las rodillas.

Las recomendaciones para poder evitar la aparición de dichas dolencias en esta época invernal consistirán en:

  • Evitar el reposo: Por inaudito que parezca, no es aconsejable guardar reposo en cama o no moverse, ya que teniendo un comportamiento sedentario lo único que se consigue es que la dolencia tarde más tiempo en desaparecer.
  • Actividad física: no es aconsejable hacer grandes esfuerzos físicos pero si, la realización de ejercicios específicos y convenientes para la espalda. La práctica de deportes como la natación o el yoga de una manera rutinaria son buenos para que no aparezcan estas dolencias. En caso de que las molestias estén presente aconsejable acudir al fisioterapeuta para solucionarlos y evitar que empeore.
  • Aplicar calor, sentirá un gran alivio.

La parte más importante de cualquier tratamiento es la decisión de visitar al especialista adecuado para que sea él el que decida el mejor tratamiento.

 

Dr. Nacho Peris