En principio se ve a un/a Grafólogo/a como a una persona extraña, con unos conocimientos “adivinatorios” (Siempre me ha resultado gracioso que cuando alguien me da una letra me dice “toma a ver lo que me adivinas”), que somos capaces de ver en una letra algo que los demás no pueden ver… y en parte, solo en parte, es cierto; Somos capaces de ver muchas cosas en la letra, aspectos todos relacionados con la forma de ser, de sentir, de pensar, de trabajar…. Sí, la verdad es que vemos muchas cosas con sólo analizar (Y digo analizar) una simple hoja escrita.
Pero también es verdad que antes de ser capaces de decir cosas, de ver más allá de lo que dice el texto tenemos que realizar un largo aprendizaje. Y esto porque cada aspecto de esa letra que nos muestran tiene relación con algún área concreta de la personalidad; así el tamaño nos da información sobre el autoconcepto, la forma en que se hace la letra sobre el estilo personal de ser, la presión habla de la energía y la vitalidad, la dirección de la línea está relacionada con el estado de ánimo y la facilidad de adaptación, la inclinación de la letra habla de la forma de mostrar los sentimientos, etc. Y es que hay que analizar muchísimas variables, muchos aspectos de ese texto escrito para poder llegar a decir algo.
Antes de decir cosas tenemos que empezar a medir la letra, contar rasgos, valorar aspectos (Es algo numérico y totalmente objetivo), como: ¿hacia donde se inclina la letra y en que grado? ¿Cuánto miden las mayúsculas? ¿Cuántas hay unidas o separadas? ¿Hacia donde están situadas las barras de la “t”?, ¿Cuánta separación hay entre las líneas? ¿Qué tamaño tienen los márgenes?…. y una serie muy amplia de valores y medidas más.
Y teniendo en cuenta todo eso, podremos empezar a decir algo sobre la letra… ya veis, de adivinar nada en absoluto. Nuestra labor es mucho más costosa y objetiva de lo que se pueda pensar desde fuera. Esto hace que nuestros dictámenes estén bien asentados y tengan un índice de acierto muy elevado.
¿Y todo eso para qué? Os diréis, pues los/as Grafólogos/as nos movemos en áreas muy variadas y todas ellas de gran utilidad práctica. Hay personas que nos piden un informe grafológico con el fin de conocerse mejor, de saber cuáles son sus puntos débiles y sus puntos flojos. A veces, una vez valorada su letra, nos piden ayuda para mejorar en algunos aspectos que no les gustan demasiado o que les hace estar descontentos o ser infelices. Con una modificación de la letra podemos conseguir una mejoría en aspectos tales como ansiedad, falta de organización, timidez, estabilidad emocional, etc.
También hay casos en que nos piden orientación para ver qué estudios pueden emprender sus hijos cuando se encuentran en esa etapa en que no saben bien lo que quieren hacer; Se trata de saber cuáles son sus cualidades y valorar en qué áreas destacan o qué aspectos de su personalidad les pueden ayudar a la hora de enfrentarse con una profesión.
También las Empresas requieren nuestros servicios; con una escritura podemos saber si un empleado está capacitado para realizar una función determinada y si podrá adaptarse al ritmo o al tipo de trabajo que tendrá que llevar a cabo.
En la educación nuestra función es importante porque también orientamos a los educadores sobre la forma más adecuada de realizar las distintas letras para conseguir que ésta sea clara y legible, evitando rasgos innecesarios que entorpecen el recorrido.
Podemos orientar a las parejas para valorar el grado de complementación que existe entre los dos miembros y también para ayudarles en los momentos de crisis mostrándoles aquellos puntos de roce que existen entre ellos.
Y también en los Juzgados tenemos una labor muy importante para determinar si una firma ha sido falsificada, un documento alterado, un escrito cualquiera (Como un testamento Ológrafo por ejemplo) ha sido realizado por quién dice ser, o quién es el autor de un anónimo.
Y cada uno/a de nuestros/as alumnos/as, en su trabajo y en su vida diaria la utiliza con fines muy diversos y variados, ya que lo primero que hacen es autovalorarse y empezar ya a modificar aquello que no les gusta de ellos/as mismos/as.
Lo que está claro, y supongo que habréis deducido, es que para tener estos conocimientos es necesario prepararse y formarse debidamente. En nuestro Centro formamos profesionales capaces de realizar esta labor.
Se trata de una profesión apasionante, que “engancha” a aquellas personas que la conocen por primera vez. No hacen falta conocimientos previos y cada uno puede encontrarle su propia aplicación. Nunca es tarde para empezar a conocerla, pues interesa a gente de todas las edades; chicos y chicas jóvenes, estudiantes universitarios, amas de casa, jubilados, trabajadores de cualquier ámbito.
Carmen Belda García-Fresca
Directora de CENPSIGRAF PSICÓLOGOS